El derecho constitucional parece resguardarse detrás de la inmutable convicción de ser el garante del orden jurídico, sin embargo, su historia demuestra lo frágil que es, pero sobre todo, muestra la obnubilada tradición constitucionalista que no logra ver que el problema más grande es el distanciamiento entre el texto y la cultura constitucional generada en torno. Este libro ofrece una nueva visión y lectura de la historia constitucional, con el afán de mostrar que lo constitucional no se agota en el texto y que el derecho constitucional puede tener enormes posibilidades de crecer si reconoce algo que a través de la historia parece obvio: la constitución es un proceso que se formaliza en un texto pero que vive en la medida en que se interpreta no sólo por lo operadores del derecho sino también por cada uno de los miembros de la sociedad que pretende ordenar.