Entre la obra de Valle-Inclán no hay un título más extraño, estimulante y provocativo que La Lámpara Maravillosa. Uno de los libros más raros y hermosos de la literatura española. El libro se presenta como una autobiografía del autor quien, fascinado por el mundo del ocultismo, desea transitar por nuevos senderos Se siente peregrino y sitúa en Santiago de Compostela (su «rosa mística de piedra») ese lugar donde el tiempo se hace eternidad. La Lámpara Maravillosa es una guía de iniciación, expresada mediante un lenguaje místico y esotérico. Valle-Inclán se adhiere al idealismo, que concibe la realidad externa como ilusoria. Para la comprensión del sentido oculto del mundo, el iniciado debe contemplar la realidad a partir del recuerdo, es decir, desde el quietismo estético. Pero el lenguaje es insuficiente para expresar el sentido oculto y eterno del Universo (porque los idiomas son el resultado de un proceso histórico), de ahí que Valle-Inclán proponga una renovación del idioma y una retórica musical, basada en el ritmo y en el tono.Fue publicada en 1922 con las sugerentes e iniciáticas ilustraciones del cordobés José Moya del Pino. Las ilustraciones que enriquecen esta edición, son un libro dentro de un libro, una llave que sirve para descodificar un libro intenso y arrebatadoramente luminoso, cuyo misticismo lo convierte en insuperable en lengua castellana. El autor y el ilustrador compartían una misma visión, aquella que, heredera de la teosofía y del ocultismo de finales de siglo, defendía la existencia de un sentido esotérico de la vida y del mundo.