Al confiar en sus científicos, los monarcas españoles cometieron un error. El tratado con Colón fue firmado por los monarcas españoles en 1492. Los genoveses fueron más listos que el rey. El rey explicó más tarde que aunque creía en la forma esférica de la Tierra, no tenía idea de su verdadero tamaño. Después de todo, en este asunto escuchó la opinión no sólo de sus científicos, sino que también tuvo en cuenta los informes de Tuscanelli. Esto puede ser creíble, porque tenía una reputación como un brillante científico de ese siglo. Cuando su mapa apareció en Europa en 1474, ninguno de los principales científicos tenía dudas sobre la esfericidad de la Tierra. Y los que lo creían comprendían que Asia debía estar situada al otro lado del Océano Atlántico. Mientras estaba en Granada, Colón decidió probar suerte en Francia. Al mismo tiempo, el duque Luis Santangel, el asesor financiero más cercano a Fernando de Aragón, logra convencer a todos de que España lamentará la partida de Colón. Santangel explicó a la reina que si no apoya a Colón, correrá el peligro de ver a otros reyes poseer tierras que serán descubiertas por los genoveses.