Morir es inevitable y por ello, contar con un plan para el final de la vida también debiese de serlo. Aunque la planificación en este sentido pareciera ser una obligación, la realidad nos muestra todo lo contrario ya que la mayoría de las personas mueren sin contar con un plan eficaz para ese momento. Una buena planeación para el final de la vida no es el producto de improvisar algunas indicaciones, comunicar informalmente algunas preferencias o realizar uno que otro trámite. Planificar para ese momento implica realizar un conjunto de decisiones, acciones y diligencias que tienen la intención de salvaguardar la dignidad de la persona durante la fase final y dar soporte efectivo a la familia en las etapas posteriores. La previsión para el final de la vida es para toda persona adulta y comienza reflexionando con pertinencia y oportunidad acerca de la muerte propia y de sus implicaciones. Morir Chingón nos invita a recapacitar sobre este tema con el objetivo de entender las emociones, las razones de cambio, las decisiones y las acciones que se requieren para establecer un plan integral y efectivo que acompañe a la persona y a su familia en el final de la vida. Morir chingón es una lectura al alcance de cualquier persona que esté interesada en construir un plan de esta naturaleza. Nos muestra de manera secular y didáctica los elementos, las implicaciones y los consejos que debemos de considerar para ese momento y con ello dar soporte a todos los involucrados. Morir chingón nos enseña que cada persona merece un final de la vida digno y cada familia merece transitar por un duelo útil y recibir una sucesión libre de problemas y contratiempos.