A finales de 1912 Juan Ramón Jiménez regresa a Madrid después de seis años de retiro en Moguer, acarreando en su equipaje un buen número de libros inéditos, de los que sólo dará a conocer una breve muestra en sus selectas Poesías escojidas (1917) y en la posterior y muy difundida Segundaantolojía poética (1922). Soledad González Ródenas reúne en la presente edición los textos pertenecientes a Poemas impersonales, uno de los títulos más singulares que, tras su muerte, quedaron sin publicar en su totalidad. Compuesto en su mayor parte en 1911 y revisado varias veces a lo largo de la trayectoria del poeta, se conservan aún en sus archivos más de una treintena de composiciones hasta ahora desconocidas. El poemario inicia la estética sobria y concisa que más tarde denominará poesía desnuda, y se distingue netamente del resto de los suyos. JRJ recoge en él un corpus que aúna la expresión personal con acentos no estrictamente propios: lo menos mío que es posible. Constata así un peculiar desdoblamiento de identidad, capaz de desarrollar tonos de inspiración diversa y variaciones de personalidad con las que el poeta configura difusos heterónimos de sí mismo.