De 1973 a 2014, durante cuatro décadas, la columna semanal “Inventario” fue un referente insoslayable para comprender la cultura en México. La inmensa erudición de José Emilio Pacheco permitía a sus lectores acercarse lo mismo a la literatura mexicana que a la universal, a la historia y a los hechos culturales más significativos. Dos voces imprescindibles de nuestras letras se unen en este libro: la del poeta que le puso punto final al estruendo de la Revolución mexicana y la del poeta que, medio siglo después, lo entendió todo y pudo decir que no amaba el fulgor abstracto de la patria. Ramón López Velarde leído por José Emilio Pacheco se nos revela como una obsesión que es también una cátedra: además del puro placer de acercarnos a una obra deslumbrante, siempre aprendemos algo a través de la mirada curiosa e inteligente de Pacheco. Desde aquellas líneas con que el autor de Zozobra fue presentado en la célebre Antología del modernismo hasta un análisis serio y sobrio sobre su posteridad, pasando por curiosidades como las traducciones que hizo Samuel Beckett de algunos de sus poemas, Pacheco nos demuestra una y otra vez que la lectura crítica de otro poeta puede ser tan erudita como sabrosa, tan seria como placentera y tan duradera en el tiempo como fresca a la hora de volverá empezar…