Estoy enamorada de Abdel, pero eso no puedo decirlo.De hecho, no debo ni pensarlo, aunque se me cuele una noche tras otra en los pensamientos. Eso primero, cuando, antes de dormir, creo ver su sonrisa en la oscuridad. …En ese momento sé que estoy cometiendo un acto impuro. Me maldigo, conjuro no volver a hacerlo y, con todas mis fuerzas, me pongo a pensar en todo lo que existe, menos en Abdel.Así empieza esta historia de amor. Un amor que no es imposible, sino que será truncado precisamente por quienes creen que el amor es una ceremonia, un ritual… un contrato.